Mi padre siempre llevaba consigo una cámara Canon, una vieja réflex analógica, con la cual había fotografiado todas sus aventuras desde que era joven. Siempre que íbamos a cualquier sitio se llevaba la cámara, simplemente porque le gustaba tener recuerdos de los lugares que visitábamos.

Cuando cumplí los 15, me obsesioné con que quería tener una cámara, y me compré una Canon 600D, fue en este momento cuando empezó mi obsesión por la fotografía. No tenía ni idea de como hacer una foto, las hacía todas en automático, pero me apasionaba ver el mundo a través de ella.

Fotografía de mi padre en Los Pirineos

Con el tiempo empecé a indagar más en el tema de la fotografía: en los parámetros de la cámara, en las focales o en la importancia del trípode y a su vez, empecé a ser más selectivo a la hora de elegir las horas del día y las condiciones. Poco a poco fui consiguiendo mejores resultados y yo creía que hacía buenas fotos, hasta que apareció Instagram.

En esta red social descubrí que aun me quedaba muchísimo por aprender y que yo realmente no tenia ni idea. Descubrí la inmensa cantidad de fotógrafos de paisaje con mucho nivel que hay y empecé a conocer gente. Hubo muchos fotógrafos que me aconsejaron y me corrigieron errores, con los cuales ahora tengo una gran amistad.

Al año de tener la cámara empecé a interesarme mucho por la fauna, y aproveché que se me cayó la cámara al río para actualizarla a una Canon 7D II y me hice con un Canon 400mm f/5.6.

Después de todo esto, decidí meterme también en el tema audiovisual y realicé un grado superior en ESCIVI, gracias al cual entré a trabajar en una productora donde tuve la oportunidad de realizar una serie documental sobre educación medioambiental llamada «REYNO NATVRA».

Ahora dedico el 90% de mi tiempo a la fotografía y filmación de la naturaleza, es algo que me apasiona y que me hace evadirme de la realidad y de los problemas. Cuando estoy fotografiando un paisaje es como si no pasara el tiempo, podría estar horas y horas sin comer ni beber nada y ni me enteraría, y los nervios y la tensión que se sienten al tener delante de ti un animal salvaje, es algo único que me hace inmensamente feliz y que espero seguir haciendo toda mi vida.